lunes, 13 de abril de 2015

Nos vamos a morir, así que sigamos locos

Sí. Y, en el momento que lo asimilemos viviremos mejor porque nada nos parecerá tan grave. Perderemos nuestros miedos, nos arriesgaremos más, volarán nuestras inseguridades... porque vinimos sin nada y nos iremos sin nada.

Entremos en materia. Está demostrado que el ser humano aprende a través de las emociones. Todo lo que nos transmite algo más allá de lo racional es lo que se nos queda grabado con mucha mayor facilidad. ¿Por qué aprendemos, y nos cuesta olvidar, cuando sentimos un gran dolor? Porque el dolor es el sentimiento más fuerte con el que nos encontramos.



Tenemos tres cerebros; reptiliano, límbico y neocortex (cerebro triúnico). El reptiliano, se encarga de todo lo que tiene que ver con nuestra supervivencia. No le importa si somos felices, tenemos mucho dinero o somos archiconocidos, lo que quiere es que respiremos, durmamos, que nuestro corazón no pare de latir... Si llevamos varios días trabajando hará que te duela la cabeza para que duermas. Podrás tomas aspirinas o café, pero te dará otros dolores. Y, si sigues igual te provocará una grave enfermedad para que cambies de vida. El 80%-90% de las enfermedades las provoca este cerebro. Prefiere una enfermedad grave a un estrés que no pueda controlar.

Nos quedan cuatro días. Aquellos y aquellas que no despertéis con ilusión, con ganas de hacer algo, sin un objetivo y/o un propósito... estáis muriendo. CAMBIAD. Escuchemos a nuestro cuerpo porque si no nuestro cerebro desconectará. Y, por supuesto, tampoco seamos esclavos de la "tristeza maligna". Nos preocupan cosas que no pasan, han pasado o no sabemos si pasarán. Ridículo.
Si tienes un "por qué vivir", encontrarás el cómo. Seguid al corazón.


¿Sabéis cómo no estar tristes? Echad hombros atrás, saltad (energía cinética), cerrad el puño, repirad hondo con el estómago... Tantas veces como sea necesario.

Vayamos con el cerebro límbico. Emociones. Tan simplemente, emociones. Los asuntos que la razón no entiende. Los sentimientos. ¿No os enamoráis de quien no os conviene? Pues eso... El sexo. El aprendizaje. Todas las actitudes como ser alegre, comunicador, trabajador, entusiasta, ganas de vivir, ser responsable... Es imposible cantar en la ducha y no ser un poco más feliz, es imposible bailar y no ser más feliz. Volved a sentir. Volved a hacer locuras. 
Este cerebro se formatea de 0 a 3 años. Cualquier niño que no tiene amor crecerá con déficits emocionales.

El neocórtex, justifica lo que sentimos. La mente ve lo que quiere ver. La realidad no existe, la creamos nosotros. Hasta el S.XVII cuando alguien se ponía enfermo era castigo divino. No sabíamos ciencia por lo que el brujo o el cura mandaban. Pero, después, aparece la causa-efecto. Analizan y se dan cuenta de que, realmente, es un virus.
Estamos hablando de hace muy poco tiempo, en comparación con la creación del ser humano. Por lo tanto se nos hace difícil de asimilarlo e interiorizarlo al 100%. Aún, cuando llueve mucho, hay personas que rezan para que pare... O, personas que rezan para que su hijo o hija apruebe el examen cuando no ha hecho nada en todo el año.


De 0 a 3 años aprendemos el 65% de los conocimientos. De 3 a 6 el 95% y de 6 a 10 años el 100%. Estudiad y leed. Leed. Y volved a leer. Bailad, salid, cantad, id de compras, a la peluquería, sentíos guapos/as y estaréis más motivados/as. Pasión. Seguid al corazón y no vendáis vuestra vida. 

Si habéis llegado hasta aquí es que estáis motivados/as e interesados/as en lo que os hablo. O no, simplemente os gusta curiosear, saber y/o aprender. De cualquiera de las maneras os dejo una película sobre física cuántica que es muy interesante y altamente recomendable. Si queréis verla pinchad aquí. Se tituta, "Y, ¿tú que sabes?"


Terminamos, pero no antes sin deciros que, el mundo está en manos de aquellos y aquellas que tienen el coraje de soñar y de correr el riesgo de vivir sus sueños. No os muráis antes de tiempo.




¡Ojalá vivas todos los días de tu vida! -Jonathan Swift-




Jagoba Ormaetxea
CEO & Co-Founder TAOM












*Texto basado en la filosofía de las charlas de Emilio Duró.


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